CUENTO DE PREJUICIO Y EXCLUSION
La literatura se emplea mucho como ayuda didáctica para
llegar a los objetivos de la educación para la paz. Éste es un cuento clásico
de Hans Christian Andersen que se puede emplear para enseñar la experiencia del
prejuicio y la exclusión.
EL PATITO FEO
“Un polluelo
se negaba a alejarse del nido. Todos los demás patitos recién nacidos salieron
a chapotear en la charca, pero éste, que era feo y oscuro, no se apartaba del
lado de su madre.
Por fin, la madre, cada vez más enfadada, le obligó a salir y a reunirse
con los demás. Pero éstos le decían: “Vete. Eres feo y nos estás aguando la
fiesta; vete o será peor para ti”.
“Todos los patitos lo ignoraban y lo hacían
sentir como un marginado. Nadie lo defendía. El pobre patito no sabía qué hacer
ni dónde esconderse. Era muy desgraciado porque su color le impedía reunirse
con los demás miembros del grupo.
Cada día que pasaba era peor que el anterior; sus propios hermanos y
hermanas le decían: “Vamos lárgate”. “Cada vez más triste y deprimido, el
patito feo abandonó la charca. Pensaba que era tan feo que nunca nadie querría
ser su amigo. Un día mientras seguía de viaje, encontró una casa en la que
vivía una señora, un gato y una gallina. Por fin se sintió comprendido y
aceptado. Cuando llegó una bandada de cisnes quedó anonadado por su hermosura
y, aunque toleraban su compañía, el patito feo se sintió triste porque otra vez
pensó que nunca le querrían. “[…] Cuando llegó la primavera, el patito se
sintió mucho más feliz porque las flores empezaban a florecer y los pajaritos
cantaban en los árboles. Cuando salió y empezó a nadar, otra ave se fijó en su
hermoso aspecto y en su gran belleza de cisne. Sin darse cuenta, el patito feo
se había convertido en un animal magnífico.
“Aquel día volvió al sitio donde había nacido. Como no lo reconocieron,
los patitos que antes se habían burlado de él y lo habían rechazado, de repente
se quedaron admirados. “Oh, qué hermoso eres!”, dijeron.
“Y
qué bonitas plumas!” Pe ro el patito feo, aunque felicísimo, no se volvió
vanidoso porque tenía un gran corazón y
se daba cuenta de lo superficiales que eran sus amigos